Un recorrido por viviendas icónicas que han marcado un antes y un después en la arquitectura universal
Más allá de lo apreciable, estas viviendas han logrado convertirse en parte de la historia del arte, convirtiéndose en puntos de referencia de distintos países, pues no son solo hogares, sino manifiestos arquitectónicos que han desafiado estilos, épocas y normas. Cada una de ellas cuenta con una historia única, donde el diseño se mezcla con la identidad cultural, la innovación y, a veces, hasta lo personal.
Villa Majorelle
Considerado un monumento histórico, la Villa Majorelle es uno de los destinos más visitados de Francia. Fue diseñada a principios del siglo XX, entre 1901 y 1902, por el arquitecto Henri Sauvage por un encargo del diseñador Louis Majorelle, que da su nombre. Este espacio es un auténtico viaje al interior del arquitecto Sauvage y, sobre todo, al universo estético de la École de Nancy, uno de los focos clave del Art Nouveau francés.
La casa, originalmente bautizada como Villa Jika, en honor a la esposa del diseñador, Jeanne Kretz, cuyas iniciales dieron nombre a la propiedad. Majorelle, que era ebanista, diseñador y una figura clave del modernismo en Francia, no se limitó a encargar el proyecto, participó activamente en su ejecución. Desde los herrajes y barandillas de hierro forjado, hasta los muebles, los techos de cristal o la espectacular terraza, cada detalle está cuidadosamente diseñado en colaboración con otros grandes nombres del movimiento, como Victor Prouvé, Jacques Gruber o Alexandre Bigot. Lo más fascinante de esta auténtica obra de arte es que su estructura exterior refleja lo que sucede en el interior, las aperturas, los volúmenes y los materiales cambian en función de las estancias, dejando atrás la simetría academicista y apostando por una arquitectura orgánica.
Casa Vanna Venturi
La casa Vanna Venturi no solo fue uno de los primeros proyectos importantes de Robert Venturi, sino también uno de los más influyentes de la arquitectura del siglo XX. Su origen es profundamente personal, pues fue diseñada para su madre, Vanna Venturi, una mujer culta, progresista y con una fuerte personalidad, que apoyó siempre la carrera de su hijo. El encargo surgió como una forma de crearle un hogar a medida, pero terminó convirtiéndose en una plataforma para lanzar su propia visión de lo que debía ser la arquitectura.
En el momento de su construcción, la casa se alejaba de los ideales del modernismo, que seguían dominando la arquitectura del momento. Mientras otros arquitectos apostaban por la simplicidad funcional y la estética industrial, Venturi propuso algo diferente, una casa que abrazara la complejidad, las contradicciones y la memoria. La imagen frontal del edificio, que recuerda a un dibujo infantil de una casa, fue una provocación consciente, era una crítica al lenguaje excesivamente racional del movimiento moderno, y una apuesta por la emoción, la historia y la referencia.
El diseño coincidió en el tiempo con la escritura de su ensayo Complejidad y contradicción en la arquitectura, que se convertiría en uno de los textos fundamentales del posmodernismo, y la casa se convirtió en la materialización de esas ideas. Elementos como la chimenea central, pero descentrada, el frontón “roto” o la escalera que no conduce a ninguna parte, no fueron errores, eran recursos con los que Venturi quería desafiar las expectativas de lo que una casa debía ser.
Casa Gwathmey
La Casa Gwathmey fue diseñada por el influyente estudio Gwathmey Siegel & Associates, y a pesar de estar situada en Amagansett, Nueva York, su influencia ha trascendido fronteras, siendo una fuente constante de inspiración para arquitectos y diseñadores en Europa y España. La organización de la estructura responde a una lógica vertical poco común, en la planta baja se ubican el taller y la habitación de invitados, por encima, los espacios sociales como el comedor y la cocina, estratégicamente elevados para disfrutar de vistas panorámicas y en el nivel superior se encuentra el dormitorio principal, ubicado en el borde de una doble altura. Toda ella está cuidadosamente pensada para que la arquitectura hable por sí sola.
Un año después de su construcción, se añadió un nuevo volumen, orientado a 45 grados respecto a la estructura original, generando una tensión dinámica entre ambas partes. Esta ampliación, lejos de ser una simple adición, establece un diálogo geométrico entre estabilidad y movimiento, entre la casa y el estudio, potenciando la interacción entre los volúmenes y el paisaje. El enfoque formalista de Gwathmey Siegel, basado en formas geométricas primarias y materiales nobles como la madera, recupera la pureza del movimiento moderno y la pone al servicio de una nueva sensibilidad.
Villa Silvestre
Enclavada en uno de los rincones más exclusivos del sur de España, Villa Silvestre forma parte de Seven, una colección de siete viviendas únicas situadas en Sotogrande, uno de los enclaves residenciales más lujosos y privados de Europa. Este proyecto, inspirado en el paisaje ondulado y sereno de la Provenza francesa, ha sido diseñado por el célebre paisajista Jean Mus, que ha transformado 10 hectáreas de parque natural en un espacio de armonía entre arquitectura, naturaleza y privacidad absoluta.
Cada una de las villas de Seven cuenta con su propia hectárea de terreno y está diseñada por un arquitecto internacional de renombre. En este caso, el proyecto lleva la firma del valenciano Fran Silvestre, conocido por sus líneas puras, su dominio de la luz y su compromiso con la sostenibilidad. Con una estética vanguardista que respira minimalismo y sofisticación, Silvestre ha conseguido una fusión perfecta entre innovación arquitectónica y respeto por el entorno natural. Esta imponente vivienda cuenta con 10 habitaciones, 10 baños, spa, gimnasio, dos piscinas y garaje para ocho vehículos. Pero más allá de sus dimensiones, lo que distingue a Villa Silvestre es su localización, exprimida al máximo gracias a grandes ventanales que se abren al Mediterráneo y a las colinas de Andalucía. Con un valor de 18 millones de euros, esta residencia se coloca como una auténtica revolución del diseño.
Iberian Prime x Fran Silvestre
Otra obra de Fran Silvestre que tampoco han dejado a nadie indiferente es The Trilogy, un complejo de tres villas en La Moraleja, una de las mejores zonas de Madrid. Estas propiedades cuentan con 3.066 m2 de puro lujo, con piscinas exteriores e interiores, vinoteca, gimnasio y sala de cine. Si está interesa en esta o alguna de nuestras propiedades, no dude en ponerse en contacto con nosotros.
